Señor, te doy gracias
Señor, te doy gracias por todos tus dones.
Gracias por la vida y por el mundo,
gracias por la fe y por la Iglesia,
Gracias por Jesús, tu Hijo, nuestro hermano.
¿Cómo puedo corresponderte, Señor?.
Quisiera llenar el mundo de regalos,
regalar mi disponibilidad a los vecinos,
regalar mi trabajo a los hermanos en la ciudad,
regalar tiempo y dedicación a la comunidad parroquial.
Quiero darme gratis y por entero,
mi compañía a los que se sienten solos,
mi compasión a los que sufren,
mi sonrisa a los deprimidos,
mi palabra a los que nadie escucha,
mis cosas a los necesitados de todo.
Señor, soy don tuyo y por entero,
ayúdame a ser don tuyo para todos.
Jesús, quiero ser presencia tuya
Señor Jesús, como le dijiste al pueblo de Israel,
Shemá Israel, escucha Israel, hoy me lo dices a mí.
Mira Señor, que a veces mi mente se distrae
y mi corazón se divide, y mis fuerzas son frágiles,
y aún así, quiero ser presencia tuya.
Qué bueno saber que no eres un gran Narciso
que me exiges amarte,
sino que, porque estamos hechos de lo mismo, del amor,
y soy semejanza tuya, quieres que te ame,
que me ame y que ame a los demás.
Que conecte y obedezca no a un mandamiento externo
sino a lo que llevo inscrito dentro de mí.
Gracias por este encargo porque lo pusiste dentro de mí.
Señor que no haga compatible nunca, el amor con el desprecio,
el amor con la exclusión, aunque mis quereres sean distintos,
que piense, Señor, en esa unidad profunda que somos todos.
Gracias Jesús, porque por medio de la evolución
pusiste en mi ese deseo de cuidar, proteger,
ser compasivo y misericordioso.
Que no actúe Señor, desde mis impulsos,
y que pueda pensar más en tu evangelio
y desde ti, que desde mi mismo. Amén.
Luis Murillo Madrigal
Todo esto deseo:
Que mi oído esté atento
a tus susurros.
Que el ruido cotidiano
no tape tu voz.
Que te encuentre
y te reconozca
y te siga.
Que en mi vida brille tu luz.
Que mis manos estén abiertas
para dar y proteger.
Que mi corazón tiemble con cada
hombre y mujer que padecen.
Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo.
Que mi vida no sea estéril.
Que deje un recuerdo cálido
en la gente que encuentre.
Que sepa hablar de paz, imaginar la paz,
construir la paz.
Que ame, aunque a veces duela.
Que distinga en el horizonte las señas de tu obra.
Todo esto deseo, todo esto te pido,
todo esto te ofrezco, Padre
José M. R. Olaizola
Rezar sin ver
Rezar sin ver consiste en sólo amarte:
poner sobre la almohada el oído eterno,
como en blando pulmón de hueco tierno,
mientras la muda voz del labio parte.
Rezar, y con el alma acariciarte,
desnuda más que el cuerpo, allá en invierno,
cuando arrimado al sol que brota interno
me ciego en él para mejor mirarte.
Rezarte a ti consiste en esa mano
desnuda, que toda tu mejilla
poniendo sólo amor en lo que toca:
consiste en dar al cielo tacto humano,
abrigo al corazón que en sueños brilla,
y esta canción a mi sellada boca.
Leopoldo Panero
Mi oración a ti
Dame la fuerza
que necesito para llevar ligero
mis alegrías y preocupaciones.
Dame la fuerza
que haga fructífero mi amor en el servicio.
Dame la fuerza
de no negar nunca a los pobres.
Dame la fuerza
necesaria para no doblar mi rodilla
ante poderes extraños.
Dame la fuerza
que necesito para elevarme
sobre las trivialidades cotidianas.
Dame la fuerza
que necesita mi fuerza
para someterse a tu voluntad.
R. Tagore
Oración
Señor, despiértame, llámame.
Sácame de mi mundo.
Que no me invente más historias
para justificar que no me muevo,
que no reacciono.
Que abra mi alma
a lugares que no sé donde están,
a culturas que no conozco,
a seres humanos que me necesitan
casi junto como yo a ellos.
Ponme en camino
hasta esas personas que me esperan,
porque sueñan con alguien
que pueda hablarles de Ti;
de un Padre bueno, compasivo, de verdad,
no como los dioses de los hombres.
Señor, dímelo también a mí:
“Sal de tu tierra”.
Amén